19.02.2012

Irún

Mi viaje ya terminaba. Llegué a Irún sin tiempo alguno. Llegué cansado, llegué de paso y llegué al final. Vi las montañas verdes en Noviembre, sentí el frío. Vi los edificios de departamentos, algunos nuevos, construidos con pequeños ladrillos rojizos. Vi banderas separatistas, basura en los ríos y antes las aldeas francesas a la orilla del mar con sus paredes blancas. Pensé que el aire que se respiraba ahí era horrible, pensé que el aire que se respiraba ahí era hermoso. Quise bajarme, quise quedarme ahí. Pasé por el norte de España de un plumazo, sin ánimo alguno de ir a donde iba. Pero la próxima vez, cuando regrese, iré a Irún, porque siempre hay que conocer donde comienzan las derrotas de uno. Sólo así se puede dar batalla a la incomprensión propia.

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