27.11.2015

Sólo escriben los deshonestos

Quien escribe y se mete a las letras no merece aplauso. Ni es un valiente ni es un talento. Escribir es un acto confesional de someterse a la tiranía del espíritu propio. Quien diga que no es así entonces cae en la otra categoría: la de los ensayistas mercenarios, la de los científicos o la peor, la de los cronistas de la comedia más vulgar del mundo - los periodistas.


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