10.10.2019

Te ví

Hay a veces en la acción del hombre contornos bruscos a los que rehuimos. La sonrisa falsa, quebrada, cuando uno ha sido marcado por una palabra que no quería oír. La cara desencajada. Según una teoría de un viejo necio, piedra de toque de los pesimistas, la risa es una respuesta natural ante la incongruencia. Pero hay otras versiones. También, “la risa del diablo da testimonio de nuestra ilusión de amor duradero". Sin embargo, en esa sentencia no hay incongruencia, solo dolor. Ahí, somos arrancados de nuestra patria ficticia.

27.09.2019

Menuda monserga

En los pasillos del poder, en las infinitas recomendaciones de la plaza y en la opinión de incontables plumas, vecinos y en el entorno familiar, se repite un adagio. “Los jóvenes van a cambiar todo esto”. Al tiempo que se traza este contorno que desde el vapor fastidioso de la palabra hablada, anima a empujar a rueda de la historia, se siente que la renuncia de unos es la monserga de otros. Nadie querría lidiar con todo esto.

Lidiar con la tragedia es sencillo si se es causa material, parte de ella. La tragedia encarnada y arrastrar la vergüenza obliga al movimiento porque así se dejan pedazos de ella en el camino. El peso heredado, como lo es una horrible nariz o cualquier signo de filiación familiar que cargue tal o cual persona, son cosas soportables.

El legado, a manera de un pesado apellido familiar (verbigracia el que carga un viejo amigo y una mujer que de lejos conocí) causa flema y abulia. Ninguno de ellos lo pudo enfrentar. ¿Desmarcarse? Sólo corriendo rápido fuera de sí. ¿Posible? No. El aire que respira uno penetra y se queda dentro, infiltra, intoxica, se disuelve en la carne.

Sin título

Extrañaba la prosa desconfiada de los sentimientos que causa la propia realidad.

22.05.2019

Sin título

Inflado por el combate y por el dolor, busco con la aniquilación borrar todos los trazos que me han traído aquí.

12.05.2019

Fragmento abjurado

Siempre me cuesta trabajo despertar. Por más cuento barato de rutina y retruécano inscritos en dormir y despertar y dormir, yendo más allá de la queja, probablemente cueste más trabajo poner los pensamientos en claro cada día que el acto mismo de abrir los ojos. Todas las mañanas al correr la sangre por mi cerebro y mis ojos, escupo la luz refractada en mi ser con disgusto. Me levanto.

Se hacen muchas cosas para vivir una vida pulcra y ordenada. La mayor parte de ellas pasan por el cauteloso arte de no quedarse viendo una pared blanca, de moverse, sacudirse y conocerse a sí mismo. El arte maldito de la escritura es el ejercicio diario de estrujar la conciencia para que ésta confiese. En ese aspecto, no hay nada heroico ni genial en ello pero tampoco hay nada de qué lamentarse.

10.01.2019

El político y el hereje

La lengua vil está cubierta de rosas, mas la podredumbre yace en sus resquicios.
- Mahfúd Massis


Las complicidades intelectuales y políticas parecen haberse debilitado y desaparecido. En los tiempos que corren, se ha impuesto una suerte de viento suave y venenoso que arrulla la confianza hasta dormirla. Todos enemigos porque si tú conmigo, quién contra mi. 

En este letargo, ajeno y diferente al desierto de confianza que hay hacia la política, quienes se ocupan de nuestra ciudad y del país generalmente tienen allegados, aliados temporales o amigos. No tienen mucho más que eso. A veces, se reconoce esto como necesidad de la guerra de posiciones y la desgastada expresión que siempre se impone: el ‘tablero’ político. Se juega mejor ligero, siendo uno su propio dueño y su propia persona, por y para sí mismo.

Tener una complicidad va en contra de jugar ligero. Esas complicidades que se han esfumado, son las que en ocasiones traicionan la comodidad del simple confidente. Es un empuje propio de la herejía, que no respeta el tiempo de existencia de algo, sino su fuerza y vigor.

¿Qué podemos exigir de quienes mandan y dirigen si hace mucho tiempo, renunciaron a pensar a través de los demás y ya no pueden limar sus ideas contra la corriente del pensamiento ajeno? Muy poco.

Que peligroso vivir en un tiempo en donde los hombres solamente tienen amigos porque la escuela, la familia o la circunstancia los ató a otro hombre. Que decepcionante saber que las amistades se fortalecen al compartir la incompetencia y la incomprensión.

Que lástima que los políticos no tengan amigos que sean herejes de sus ideas.