Dos hombres se encontraron después de dejarse de ver mucho tiempo.
No se reconocían enteramente. Querían estar seguros de que estaban frente a la persona correcta. Entonces uno tomó un madero, y le atizó un golpe tremendo en la cabeza al otro. Inmediatamente éste se desplomó, y no recuperó la conciencia.
- "¡Al fin te conozco!"
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