07.12.2010

Un nuevo estilo

Un nuevo estilo de escritura: destruir la propia obra antes de que comience o exista. La escritura de la destrucción propia. Se llama autocrítica y tendría que ser cosa de todos los días para algunas personas.

01.12.2010

Observaciones a las primeras páginas de 'Sein und Zeit'

La pregunta del ser

  • Se ignora y se omite por su "obviedad".
  • Nadie hace la pregunta porque es la pregunta que subyace al acto de preguntar. Al preguntar, se es, y la pregunta del substrato mismo que permite preguntar se ignora porque está contenida en el acto de preguntar en sí mismo.
  • Al definir el ser, somos. Así, la definición se nos resistirá y nos eludirá.
El ser
Es universal, contiene todo dentro de sí mismo para sí mismo. Es el más inmediato, el más cercano. Su cercanía nubla nuestra visión, como si se leyera un libro poniéndoselo uno a unas pulgadas del rostro. Más allá de no ser comprendido, el ser es comprendido de manera incorrecta. Creer saber a qué se refiere el verbo 'ser' en una oración como "el cielo es azul" no es entender el ser a cabalidad.

Definiendo la pregunta
Preguntar "¿Qué es el ser?" no funciona debido a que dicha pregunta contiene "ser" en su génesis. Debemos de elevarnos por encima de ello para refinar la pregunta y darle dirección.

24.11.2010

A sangre y fuego

A veces, las letras sufridas son las más falsas.

Porqué soy apátrida: La falsa conciencia

A veces me pregunto qué tan posible sería refugiarse el en confort de la vida de los demás. Afiliarse a la congregación, creer que las cosas suceden por alguna razón incognoscible pero benévola. Cuando estoy solo, generalmente vivo como recluso. Los pensamientos recurrentes no me dejan concentrarme mucho en nada que valga la pena. Leer ayuda, pero a menos de que pueda concentrarme por más de veinte páginas, no ceso de perderme en divagaciones que van de aquí a allá, rebotando en las paredes. Muchas veces paso las páginas de un libro y de otro, de éste y de aquél, buscando algo que leer. Los he escogido todos yo, sólo dos fueron un regalo - y los escogí yo antes de que me fuesen entregados.

Escribir tampoco funciona bien. No puedo tejer historias, no puedo imaginar personajes interesantes, no puedo terminar un relato, no puedo pensar en nada que no sea el reflejo de mí mismo. Escribir de sí mismo en éste estado puede ser repugnante. Es como hacer una lista de los propios defectos y debilidades. Es tortura. Destruye el alma y el corazón. Lo he hecho muchas veces, avanzando una línea tras otra, sin ganas de releer nada, sin ganas de perdurar en el patetismo, con los vocablos exagerados, exagerando la tragedia propia ante la de los demás. Dejé de escribir cualquier cosa que tuviera que ver conmigo de manera no tácita hace dos años ya. Conocí a alguien que me causó los mismos sentimientos que me llevaron a comenzar a escribir ese entonces. No volví a tomar la pluma. Aún conservo los folios de hace dos años: están en la parte de abajo de un mueble en mi alcoba junto a muchos cuadernos nuevos, todos en blanco. Los compré por mi manía de siempre tener algo con qué escribir. El mismo impulso me llevó a comprar docenas de libros, por si algún día podía hacer una pausa del trajinar diario, por si algún día decidía encerrarme y leer furiosamente, hacer notas, comprender todo lo que en ellos está escrito. No lo he hecho aún. Es una biblioteca decorativa, en gran medida, la reina de muchas falsas impresiones.

Esas dos intenciones se llevaron gran parte de mis energías durante mucho tiempo. No creo poder llevar ninguna de esas dos cosas a cabo. En mi propia opinión, y usando mi juicio, soy un mal escritor ). Un falso bohemio, un charlatán de la palabra, alguien que parece ser culto, pero no lo es. Pero tengo la solución a todo esto. Los problemas que todos tienen - pagar cuentas, involucrarse con alguien, cuidar una propiedad, tener fe en que el futuro promete algo... pienso que todos esos tormentos son algo esencialmente burgués. Jamás asaltarían pensamientos como los propios a quienes deben de preocuparse del presente, del comer en el aquí y ahora, al que sufre pobreza material, al que sufre pobreza espiritual.

La solución es correr a otro lugar, mudarse, ir a un país en donde el idioma no me sea familiar, en donde me cueste trabajo trabar la conversación más casual, donde hablar con el dependiente de una tienda o con un supernumerario de correos se transforme en una odisea, donde la gente lo haga todo más difícil para uno solamente por el lugar de donde uno proviene. He decidido marcharme pronto. Solo tengo que terminar todos mis asuntos en esta tierra para poder liquidar mi vida aquí, para poder partir de una vez por todas y no mirar a ninguna parte. Bajar la mirada, ver como arrastran los pies el polvo. Llegar a donde no hay nada para mí, y ahí perecer, ojalá sea en donde no hay nada para nadie.

23.11.2010

Los fragmentos están (son) más (y menos) de lo que parecen

~ A veces me pongo a escribir páginas de cosas ficticias... porque así me siento, pero a la vez no me pasa nada.
C., á abril de 1999.



Estoy seguro.


Sé que uno de estos días me voy a envenenar a mí mismo, y por error. Siempre cocino para uno, y solo. Y siempre como directo de la olla, es mi manera de ahorrarme la tarea de lavar los platos después de comer. Soy un mal cocinero, pero me he acostumbrado a mi sazón. Y le tengo miedo a mis ollas. Voy a morir envenenado por el plomo. Un día, mi comida sabrá peor de lo normal, pero voy a descartar el mal sabor porque ya estoy acostumbrado a comer cosas que no saben tan bien, pero tampoco saben tan mal y me voy a comer todo ese plomo. Y no sabré más de mí.

~

Voy a dormir hasta tarde. Me voy a levantar a hacer las compras.

~

No, nunca reparé en ello. Siempre pensé que las inventaba. Así, podía acomodar las palabras. Se podía hacer sonar a todas ellas tan poco desesperadas como quisiera. Pero jamás se me ocurrió nada por el estilo. Simplemente me quedaba en el márgen, como todo lo que escribía.

2.
Cuando salí, tenía un mal sabor de boca, semejante al de cepillarse los dientes y haber fumado inmediatamente después. Como tener una cortina metálica sobre los dientes, pero hecha de pasta. Si me regresaba a cepillarme los dientes llevaría retraso. Aún así, salí. Bajé las escaleras y bajé por la calle. Cruzé la calle y me metí al paso peatonal que iba por debajo de la calle. Ví la fuente. Compré un bollo fresco y me lo comí. Y se fué el sabor metálico.

~
(Esto ya es mío)
Y sí me acordaba bien de la Widenmayerstraße.

21.11.2010

Ouverture française

Los corredores del barrio latino están llenos de odio. Ahí vivió ese pobre perro de Cioran. Ojalá que todos ahí sean tan desgraciados como él.

06.10.2010

La enfermedad

El romanticismo barato es la enfermedad del espíritu más grave de nuestros tiempos.

26.09.2010

Política económica I

Aún están vigentes las formas de administración y explotación de la Revolución Industrial. Lo más peligroso de la modernidad es que dichas formas se han hecho más sutiles. La terciarización de la economía no ha cambiado el objeto de la explotación, que es el ser humano, solamente lo ha hecho más directo. A las personas siempre se les ha administrado. Es ahora cuando el enfoque es administrar a las personas utilizando indicadores discretos para medir cualidades intangibles y disfrazando las mediciones de la opresión e incluso induciendo al proletariado a convencerse de que hay algún tipo de desarrollo personal implícito en la explotación del "recurso humano".

La continuidad de los métodos no revela una inmutabilidad de las estructuras, simplemente revela que todas las revoluciones sociales han fallado y que nadie ha conseguido apoderarse de los medios de producción. Las relaciones de producción han cambiado en apariencia pero la clase trabajadora jamás ha cambiado o dejado de existir tanto en sus dimensiones como en sus características, acaso se ha ensanchado en lugar de reducirse.

La proletarización de las clases medias, de los pequeños burgueses es evidencia del ensanchamiento de la clase trabajadora; de nuevo si algo ha cambiado es que aquellos creen que siguen perteneciendo a una clase social más alta de la que realmente representan.

La lectura de esta mañana

Pasaba yo las páginas de un periódico:

"Automóvil usado. 50,000 kilómetros. A negociar. Cambio por automóvil más nuevo también."

Pensé en algunos autos que había visto alguna vez, y en autos que me gustaban. Seguí pasando las páginas. Encontré una esquela:

"F. Fernández, finado. 53 años. Capilla de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, 18 hrs. D.E.P "

Pensé en las veces que escuché que alguien había fallecido, y en personas que ya eran viejas. Seguí leyendo. Me imaginé que pasaría si la esquela dijera "¡Ustedes me mataron!" o alguna otra atrocidad semejante. Pensé en una frase que se me había ocurrido alguna vez.

"Lograr que el comienzo de cada día no diga nada acerca del día en sí." 

De pronto, me iluminé - la única manera en que eso era posible era muriendo. Muerto uno el comienzo del día no dirá nada del día en sí mismo, ¿o sí?. De cualquier forma, era una aseveración muy optimista. Para que fuera cierta en vida, tendría que ir acompañada de música, o de algo más. Por sí sola no funcionaría.

El reparar en semejantes cosas hace mis lecturas distraídas, pero jamás fuí bueno para leer, o para pensar. Siempre hago un poco de las dos. Casi nunca recuerdo muy bien qué ha sido lo último que he leído cuando alguien me lo pregunta. La última vez, no pude recordar el título del libro hasta después de haber dejado de hablar con la persona que me lo preguntó.

De cualquier manera, seguí leyendo. Nada particularmente interesante, sólo era el periódico. Y el inicio de mi día, sí.

15.09.2010

Los hombres y las cuatro vasijas

Llegaron dos hombres con un sabio. Buscaban saber cómo llegar a un monasterio. Llegaron con el sabio, y él les prometió que les diría cómo llegar al monasterio si podían hacer lo siguiente con cuatro vasijas de barro:


  • Hacer sonar una como una campana.
  • Hacer que una fuera igual a una montaña.
  • Llenar de agua una de ellas hasta el tope, y que pesara lo mismo que si estuviera vacía.
  • Conseguir que la otra fuera una digna ofrenda a Dios, a pesar de su austera apariencia.


El primer hombre se puso a raspar una vasija con una piedra, hasta que la pulverizó. Frente al sabio, dijo: -He aquí una vasija que es como una montaña, porque las dos han sido y serán polvo. Después, se levantó y arrojó la otra vasija al suelo. - Ha sonado como una campana al romperse.

El sabio contempló al hombre, y comenzó a cuestionarle acerca de sus respuestas. Entretanto, el otro viajero se aprestó a llenar una vasija con agua, y otra con trigo de una plantación cercana. El sabio le detuvo con un gesto cuando llegó frente a él. "¿Pesa la vasija lo mismo que antes?" El viajero le contestó. -No. Y la otra no es una ofrenda. El sabio casi dejó escapar un gritito de perplejidad, pero se contuvo. "Jamás te daré las direcciones de esa manera."

Y el viajero dijo: "Simplemente iré a preguntarle a alguien más."

Y se llevó las dos vasijas, una repleta de comida, y la otra de agua en preparación para el resto del trayecto. Dejó a su compañero y al sabio detrás rápidamente, no sin antes sentenciar:

"Los hombres que buscan profundidad en una vasija vacía no son dignos de los pensamientos más profundos. Hay que cuidarse de la falsa filosofía."

Los falsos ídolos piden cosas imposibles. Nunca deje usted de ser práctico.


Con afecto para P. Prado, que está en tierras lejanas.

29.08.2010

Jamás confiar en la vista

Conozco a alguien que gusta de armar rompecabezas. Viéndola armar uno, pensé en que nunca he podido leer los números en inglés. Siempre los traduzco. Es imposible verlos en el otro idioma, es como si jamás pudieran cambiar.

¿Y si los patrones están en la percepción? No en la conciencia, sino en la percepción. El acto de ver tiene mucho más de cegarse que de ver en sí. Cada uno de los sentidos es un encuadre, y cada una de las palabras es un acto consciente de decir esto, y no aquello. Solamente sucede que a la gente le agrada más la idea de que ven, de que conocen, de que pueden buscarle sentido a la información y a las percepciones que les llegan, justo como al que escribe y especula le agrada la idea de que su escepticismo tenga algo de verdad.

20.08.2010

Una lista de deseos

Estoy triste por mi país. Entre más lo quiero, más me traiciona. Un día voy a desear que arda en llamas, que toda la población sufra enormes torturas y penurias y que sobre él caigan solo maldiciones. Tal vez así mejoren las cosas, y lo peor que puede pasar es que lo que desee se torne en realidad.

12.08.2010

El resentimiento (relato corto)

Limpio departamentos en un complejo al oeste de la ciudad en donde vivo. El trayecto toma veinticinco minutos a pie, más o menos quince con el autobús. Prefiero caminar, para ahorrarme el dinero del pasaje, y para estar en los exteriores mientras todavía hay luz. Hace seis días no puedo dormir bien. Generalmente, cuando entro al departamento de... no hay mucho qué hacer. Siempre he visto todo en orden. Si hay un periódico sobre la mesa, lo doblo si está extendido, como para ganarme el sueldo haciendo algo al respecto de este esa pulcritud. Ordenándola un poco más. Afinándola. Haciéndola acercarse lo más posible a algo artificial, como si nadie viviera aquí.

Hace seis días que no puedo dormir bien.
El resto de los departamentos son más normales. Hay que barrer, lavar la loza, recoger cosas que están regadas por el suelo. Pero aquí nunca haré más que doblar un periódico y quitar el polvo de las repisas (hay tanto polvo que podría jurar que nadie vive aquí, o que las repisas nunca han sido usadas).

Hace seis días que no puedo dormir bien.
En realidad, doblar el periódico es un gesto obtuso, es una manera de indicar que estuve aquí, que alguien echó un vistazo a todo para asegurarse de que todo estuviera limpio, y en orden. Era como decir algo sin decirlo, como tantas veces uno hace con gestos o con acciones, pero sin palabras.

Hace seis días que no puedo dormir bien.
Jamás debí de doblar ese periódico. Abajo de él encontré una carta. La carta estaba llena de acrimonia. No sé a quién estaba dirigida. Estaba llena de insultos. Y quien la escribió amenazaba con tomar su propia vida.

Hace seis días que no puedo dormir bien.
Fuí a reportarlo a la policía. Jamás debí de reportarlo. Recibí una reprimenda por violar la privacidad de la correspondencia, y me informaron que si ellos quisieran, un 'Don Nadie' como yo podría ir a la cárcel al menos un par de días por husmear donde no debe. No soy un Don Nadie. Me gusta mi trabajo.

Hace seis días que no puedo dormir bien.
Sabía que me tocaría a mí encontrar a... Y solamente tuve que ver sus pies, verle acostado en el suelo y sus zapatos tirados sobre la alfombra para darme cuenta de que jamás debí de haber doblado ese periódico. Así, no hubiera sido nada más que una desagradable sorpresa. A veces, uno no puede evitar algún desastre, pero saberlo de antemano lo hace a uno pensar en si es que, en alguna parte, hay una bóveda con cartas donde están escritos todos los infortunios. Sólo así se acabarían las desilusiones.

Hace seis días que no puedo dormir bien.
Escribí esto, y creo que ahora puedo conciliar el sueño.

Cuando abrí los ojos, no pude evitar pensar si me esperaba algún destino similar. Hasta el día de hoy, aún no lo creo. Disfruto del trabajo sencillo, y nadie puede quitarme eso.

10.08.2010

Dos clases de personas

La idea de que yo pudiera llegar a agradarle a alguien es preocupante - no porque no esté satisfecho conmigo mismo, sino porque quien se conoce bien sabe el peligro que uno representa para los demás.

03.08.2010

Devaluarse

La luz del optimismo de las personas consiste en odiar a los demás un poco menos de lo que éstos se odian a sí mismos.

31.07.2010

Planear, ejecutar, terminar

Vivir una vida congruente tiene el mismo valor que seguir un hilo suelto hasta lograr deshacer una prenda cosida por completo. Si bien quien vive un poco en desacuerdo consigo mismo muere sin recompensa, también quien sigue una línea recta termina del mismo modo.

20.07.2010

En las palabras

Quien aún tiene fé en la palabra escrita se sabe malo para explicarse, o confía en la interpretación de los demás. Es la única manera que un texto plano, parecido a este mismo, puede parecer profundo. En la persona está el confundir los significados, leer entre líneas que no existen, sentir compasión donde no hay lugar para ella, e indiferencia donde falta la atención de alguien. Es así como funcionan las cartas. Es así como la gente se dice cosas que nunca se dijeron: escribiéndolas. Por eso decidí despedirme de alguien así alguna vez: porque no hay peor manera de hacerlo, que se vea más considerada.

16.07.2010

Abandonar

Llevar la sentencia «Nada es importante» fuera del papel, y traducir el empeño nihilista en un empeño negativo. Ejemplo de ello son estas piezas, concebidas ex nihilo, son fragmentos inexistentes, se alimentan de la nada, no provienen de este mundo, se nutren de no estar, de no ser, y se hacen más grandes en cuanto rompen la barrera de la pereza: es el deseo de volver a la no existencia. No a la muerte, sino a la tranquilidad primordial de este mundo, volver al carácter del mundo antes del lenguaje, antes de que su existencia fuera acuñada por palabras. Bañarse en éter, beberlo hasta la intoxicación, amar lo neutro.

09.07.2010

Arranque en falso

Después de tres falsos intentos de comenzar a leer un libro, me volqué a la escritura. No pude escribir nada de valor, y me volqué a la observación. Estaba confinado a mi cuarto, así que salí. Bajé las escaleras para servirme un vaso de agua. Después me senté, nada había cambiado. Miré por la ventana y era de noche. La calle estaba sola, era ya tarde. No habría nadie aunque fuera más temprano, vivo en las orillas de la ciudad, y hay un portón a la entrada para que no entre la gente que no debe de entrar. Pensé en eso un rato, pero el pensamiento era trillado. Seguí sin escribir nada. Seguí sin conseguir distraerme. Me volví al cuarto, y cerré la puerta. Estaba confinado otra vez. Me acosté en la cama, no podía conciliar el sueño. Me torné al libro, otro falso intento. Lo dejé y traté de concentrarme en los pensamientos que me distraían. No pude discernir qué eran, supongo que eran sentimientos entonces. Traté de recordar qué me ponía melancólico, y barajé algunas razones. Todas ellas eran personas. Las quité de mis pensamientos y nada cambió. Pensé en si habría algo más detrás de todo esto. Seguí distraído sin poder apuntar mi atención en ninguna cosa, pero sin poder vaciar mi mente de pensamientos. Pensé que si realmente estaba pensando algo, podría escribirlo. Me torné al lapiz de nuevo pero como siempre, me enfermó escribir algo que tuviera referencias directas a mi persona. Pensé en porqué se me hacía difícil escribir acerca de la vida cotidiana, pero al hacer ficción autobiográfica no cuesta tanto trabajo. Pensé en que las personas que leen algunas cosas que escribo jamás saben hasta qué punto esta línea o la otra son realmente cosas que pienso, o solamente cosas que escribo. Luego pensé en lo cobarde que era eso. Después me repetí de que estaba cansado de decir cosas así, que mejor ni siquiera pensaría qué pienso de mí, y que me dedicaría a enjuiciar a los demás. Después de todo, eso es lo que hace la mayoría de la gente. Después, leí estoy que acabo de escribir y me dije que daba tanta vergüenza, que solo restaba hacer una de dos cosas: destruirlo o publicarlo.

Ahorcado por una corbata

Quien se pone una corbata para ir a trabajar, quien fuma mientras llueve, quien bebe whisky en vasos cortos, quien no se guarda sus palabras... todos farsantes, todos farsantes. Nadie necesita hacer nada de eso mas que cuando uno necesita convencerse a sí mismo de tomarse en serio.

06.07.2010

La geografía de la derrota

Un hombre seguía el curso de un río. En ese entonces, el río era la única guía para llegar de su pueblo a la capital. Los cartógrafos eran escasos y malos en su profesión. Las palabras de las personas no eran dignas de confianza, no porque mintieran, sino porque no sabían nada. El viaje era duro y cansado. Justo antes de llegar a las puertas de la capital, el hombre miró fijamente al horizonte. No podía dejar de pensar en la pregunta que lo asaltó todo el camino. "¿No hubiera sido mejor arrojarse al río, morir y llegar a la ciudad río abajo?" Respondiéndose que habría sido diferente, pero mucho menos cansado, se dio la vuelta para jamás volver. Se colgó de la rama de un árbol poco después.

Sin título

Cuando la vida llega a la saciedad, leer no edifica; destruye. Escribir no ayuda; desangra. Oir se torna doloroso, y escuchar, imposible.

24.06.2010

Unsre Heimat, unsre Liebe: Deutschland

It's interesting when Gorbachev and Shevardnadze decided to agree to the reunification of Germany, they did it because they thought Germany should be together, because it's a very powerful and spiritual country of Europe, and so on. It was a little bit sad, because it was not like that as they thought. Even these functionaries of the East thought of Germany in a traditional way that doesn't exist anymore. And so they always waited for some old Germany. As a friend again. But it was a friend, or is a friend again, but not that old Germany. It's another Germany. And this Germany, yes, on the one hand it's a good friend to everyone today, and it's of course not so strong but weak, and on the other hand it lost certain things. And maybe it lost them forever.

~ Hans-Jürgen Syberberg

Aforismos

Habitar en espacios pequeños no empequeñece a nadie.

Hace falta ser pobre de espíritu para renunciar a la causa de sí mismo.

01.06.2010

Balada de fuego

Primera stanza

Marchamos juntos hacia las lanzas
Dejamos atrás los desiertos
Para aventurarnos en el árido mar
Caldera de odios.

Queríamos llegar a las ciudades
Pero estas se han derrumbado
Habiendo sido testigos de cómo se destrozan los hombres
Se han derrumbado con la cadencia
De un camposanto de hierros retorcidos.
Como para dejar el aire libre de sonido
Como para que se oigan nuestros gritos
Como para que nos torturemos a nosotros mismos.

Porque donde nadie muere no hay respeto
Porque donde nadie mata no hay honor
Porque donde no hay sacrificio no hay nobleza
Y porque los soldados siempre son hombres de buen corazón.

Porque vale la pena morir a tiros o apedreado
Dejemos a nuestros vástagos recordar por siempre
Que nuestros espíritus puros y limpios no tienen posibilidad de errar.

Nunca dar pie, nunca retractarse
Nunca mentir, nunca llorar a los demás
Y pensar en los mártires que están detrás nuestro
Porque nutrirse del pasado es la forma más sana
De darse fuerza para continuar.

26.05.2010

Despeñadero

Todos desfilando, entre torres blancas,
caminando en marcha solemne sin soltar palabra,
donde uno empuja al otro,
uno empuja al otro.

Tirando rocas al abismo,
deseando no oir su sonido,
y que el aire no las roce,
que queden suspendidas,
y que al caer nosotros,
se rompan nuestros huesos,
en un tremendo goce.

24.05.2010

Darse el lujo

Si dudar de los motivos propios y de la raison d'être de nuestro camino fuera señal de refinamiento, tendríamos entre los deprimidos una fuente inacabable de elegancia. Sería como vestirse de manera impecable para asistir a la muerte de todas nuestras esperanzas. El único problema que veo en ello es que no es elegante llorar a propósito de las propias tragedias.

21.05.2010

Cansado

Cansado de tratar, tratando
consigo mismo, lidiando 
Lidiar algunos tratos
para tener el alma en paz.

Con destellos pequeños
apaciguando la conciencia
aquella parte del espíritu
que por los malos tratos
ya no puede más.

Recorrido

Cuando regreso de trabajar, ya no hay luz natural en mi casa. 
Siempre hago el mismo recorrido: Abro la puerta. Voy y me sirvo un vaso de agua. Subo las escaleras. Abro la puerta de mi cuarto. Es difícil ver sin luz. Aún así, siempre atino a la llave correcta en el llavero. Nunca tiro agua de mi vaso. No tropiezo en ningún escalón.

Me abstengo de prender la luz. Lo único que me muestra eso es que nada ha cambiado. Que el día es igual a todos los otros días. Y que a nadie realmente le importa si enciendo la luz o no más que a mí mismo.

16.05.2010

Viviendo en lo pequeño

¿Qué sucede con las tragedias pequeñas? Son difíciles de olvidar porque no son como una loza pesada, que aplasta a quien la carga con su enorme peso, son como una piedra en el zapato, le siguen a uno por donde quiera. Son como pequeñas derrotas, como despedidas eternas, como el sol que molesta los ojos, pero que no impide la vista. Son como fragmentos de cristal roto, que no hacen desangrar pero que se entierran en la piel. Las pequeñas tragedias no matan, pero molestan. De joven ensombrecen, pero de viejo nos merman, como grietas en una pared. 

Tragedias pequeñas hay muchas y los momentos gloriosos son grandes, absolutos. Es por eso que para mí las victorias pequeñas son más bien derrotas honorables. Sin embargo, la medida que les es dada a los sentimientos que tienden al absoluto depende de la grandeza del propio espíritu. Así es como va quedándole a uno la impresión de que uno no es maestro de sus alegrías, pero sí ingeniero del tamaño de los malos sentimientos.

12.05.2010

Poesía maldita

Sería como dar un paseo por el sol
Salir a patear todos los árboles del universo
Presenciar cómo caen sus hojas y ramas

Nadie logra descifrar su contorno dorado
Como brillan en su muerte, ni porqué lo hacen
Cómo callan y lastiman

Ver también a los necios tratar de hacer poesía de ello
Para poder dar y darse tiempo
Y patear las palabras que nadie quiere
Patear lo que nadie llevará consigo.

10.05.2010

Sin título

Cuando se declara un placer, se le limita, se le enmarca, se le traiciona.
Cuando se declara un odio, se le entroniza, se le pone una corona, se le idolatra.
Mejor amemos y odiemos sin palabras, así nadie saldrá herido.

El tablero de damas

Un tablero. Un jugador. Un juez de reglas. Silencio abismal.

-Cada espacio negro del tablero le permite brincar en diagonal al siguiente espacio del mismo color.
-¿Y si quisiera brincar a un espacio a la derecha?
-No podría hacerlo.
-¿Y si intento hacerlo?
-Inténtelo. Ya verá usted mismo porque le he dicho lo que le he dicho.

Brinqué un espacio a la derecha. Dos a la izquierda y uno hacia adelante. No pasó nada.
Seguí brincando. Llegué a un espacio negro.


-Se lo dije.
-Avanzé. Usted estaba en un error. Me dijo que no podría.

Para mostrarle su error, brinqué dos espacios a la derecha, regresé dos a la izquierda y me quedé en el mismo lugar.

-¿Lo vió?
-Sí
-¿Entonces?
- Entonces, eso no significa nada.

Comenzé a pensar a qué se refería con "No significa nada".

-Llegó a un espacio negro.
-Sí, pero avanzé.
-No. Ha llegado a un espacio idéntico al que usted estaba cuando empezó su travesía.

Reflexioné un rato. Comenzé brincando hacia un espacio blanco, y desde ahí, en diagonales hacia los espacios blancos.

-Está siguiendo el mismo patrón.
-Sí, pero no en los mismos espacios.
-Sí son los mismos espacios. Son equivalentes. Usted no ha brincado de un espacio negro a uno púrpura de soslayo, ha brincado a un espacio blanco, y de ahí, se ha movido en diagonal.

Comenzé a desesperarme.

-Un patrón no hace equivalente el camino. Yo podría caminar en diagonal en un bosque. Eso no hace del bosque un tablero de damas, y usted lo sabe.
-Sí, pero en el bosque el camino se hace al caminar. Aquí, el tablero le dice a dónde caminar, usted no le dice al tablero nada más que "estoy caminando conforme al patrón que veo".

Finalmente, decidí brincar en una serie de pasos al azar, atrás, adelante, izquierda un par de veces, volví, derecha seis veces y después me quedé en medio de un espacio negro, y de uno blanco.

-Sigue usted dentro del tablero.
-He tenido suficiente.

Salté fuera del tablero. Grité un insulto, y caminé lejos. Mientras me alejaba, oí lo siguiente de una voz distante:

-Salga. Como castigo, cuando escriba de esto, nadie sabrá entenderle, ni podrá saber a qué se refiere.

El arbitro de reglas tenía razón. Escribí esta pieza anoche, y nadie la comprende.

Melodía

Es una manía mía sentarme frente a mi escritorio y pretender, con rabiosa furia y entre gestos al aire, que puedo tocar el piano con maestría inigualable. Es el espectáculo más triste del mundo.

28.04.2010

Paz propia

Nadie puede torturarlo a uno mejor que uno mismo. Dentro de sí está todo lo que uno puede usar como un arma, todo lo doloroso y lo brillante, las propias glorias, todo lo que debe de ser recordado y lo que no se puede condenar al olvido.

Pero si esto es verdad, dentro de uno mismo está también entonces la llave, la fuente; la propia tranquilidad.

Cada persona, cada individuo es para sí mismo su propio absoluto. La diferencia entre ser dueño de sí y ser víctima de las propias obsesiones está en lo tanto que podamos soportar hasta al fin tener compasión de nuestra propia alma.

19.04.2010

Meditando

(Sentados)
Si llega un pensamiento, identifíquenlo y déjenlo ir.

(Silencio)
No creo que sea posible extinguir los pensamientos. Es como un diálogo interno que nunca muere, el hecho de que exista significa que uno existe, que la conciencia existe.

(Silencio)
Sin embargo, se puede reducir y encauzar.

(Afuera)
Al principio es difícil. Pero creo que es más fácil cuando imaginas el pensamiento como algo...

- Cuando lo enmarcas.

Sí, cuando lo haces como un objeto y después lo apartas, lo haces a un lado. Como romperlo.

-Es como pensar en el pensamiento y no dentro del pensamiento. Como selbstbewusstsein pero hacia un pensamiento. No seguirlo, pero tampoco tratar de esforzarse en desaparecerlo.

Sí, exacto.

14.04.2010

Nunca dejamos de serlo

Alguien ha dicho que el hombre es a los diez años un animal,
A los veinte un loco,
A los treinta un fracasado,
A los cuarenta un farsante
Y a los cincuenta un criminal.

El Libro del té, página 96.

12.04.2010

En blanco

Nunca he escrito para tener razón. Eso no hace menos difícil el no tenerla.

Si pudo pasar en cualquier lugar, jamás sucedió

He estado muchas veces en no-lugares. Escenarios improbables o aquellas situaciones que mueren porque si existen demasiado tiempo tendrían que revelarse. Así son las calles transitadas. La calle es ahí donde la gente pasa, ahí por donde van, lo que pisan sin reparo al andar. Si algo se vaciase, si todas esas personas ya no fueran vistas jamás a su paso por esta avenida innominada, sería ella quien no tendría reparo en carecer de paseantes. Sería ella quien cobraría más importancia que cualquier persona que alguna vez haya decidido transitarla. Pasaría de ser un no-lugar a ser una no-persona. Y es así como imagino solo al mundo - vivamente indiferente.

Lugares con nadie, lugares sin nadie; es difícil hacerlo comprensible porque uno siempre se cree la falacia de que es una persona, de que es alguien que existe. Nadie es sin ser en el mar de los demás, nadie es sin ser donde uno se encuentra, y nadie lo sabe. Ignorar eso es como vivir sin saber que antes de nacer ya alguien te ha martillado con un nombre y te ha hecho un hombre maldito. Sin embargo, hay en ello hay un poco más de humanidad que de maldición, justo así como en el acto de abjurar hay mucho más que ser el secretario de las propias sensaciones; es ser el rey de ellas, comandándolas al olvido.

Habré tropezado más de alguna vez con lugares así, pero nunca más de dos en un día. Son jardines de tranquilidad desértica. Son arenales de paz, son santuarios de silencio y de condenación. La condenación es clara - es a quien se digna a observarlos.

Salgo de estos lugares porque dejan de existir. Siempre podría quedarme en ellos, dejar de caminar y esperar que se deslizen debajo de mis pies como un tapete, pero ello sería inútil. Sé que no durarán. Sé que se deslizarán. Sé que podría sentarme en donde esos lugares nacieron y murieron, y que nada se conmovería ante mi pérdida. Es por eso que sigo caminando. Jamás me que quedado a ver que pasa cuando esos lugares se desintegran por la misma razón por la que nadie debería de atreverse a preguntar por la gloria de la historia de los pueblos. Por la misma razón por la que alguien que hubiera vivido en todas las épocas no podría decir sin mentir que una ha sido mejor que la otra. Esa razón es el desencanto.

Frente a mí, columnas, personas y autos, postes y lámparas, calles y cosas y todas las demás cosas que siempre he despreciado nacen de nuevo bajo la misma luz. Los que no observan no creen que no pueden ver, tampoco los que observan ven algo que sea para los demás inaccesible. Quien ve sabe que observar aparta, de los demás y de sí mismo.

Mis ojos han pasado muchas veces por objetos pero mi fascinación es con el cauce del desgaste. Lo imagino como un cauce gris, como si a su paso se tiñieran los objetos de ese color. Los muros y el suelo siempre parecen estar muertos de cansancio. No he visto construcción en la que no se observe el secreto deseo de derrumbarse y descansar. Todas las torres que he visto ruegan por un momento de reposo, y me hacen deleitarme con pensamientos del reposo que obserquiarían a sus ocupantes si un día de abandonaran al descanso, lejos del auspicio de su insomnio.

07.04.2010

Dos y cuatro

No bien había puesto un dedo en medio de la taza para revolver el asiento de té que había quedado, cuando ésta se partió en dos. No bien había decidido tratar de ver si podía juntar las dos mitades y restaurar la taza cuando la mesa se partió en dos, y la silla también. De golpe al suelo y caí en medio de la taza. Vi un dedo acercarse al centro, donde estaba yo. No me quedó más que darme cuenta que estaba ebrio de té. Desde entonces, no consumo más té negro.

06.04.2010

El papel de la repetición en la formación del hombre

Los actos repetitivos, a distintos niveles y frecuencias, eventualmente dan forma al carácter y al espíritu de la raza humana así como una piedra es pulida al paso del agua en un río. No es la fuerza ni la velocidad lo que tiene el efecto transformador, sino la constancia - algo que se repite tiene fuerza por sí mismo, puede invocarse en multiplicidad de repeticiones sin perder fuerza de sustancia, ni de carácter. Cuando algo se repite, automáticamente prueba tener la suficiente sustancia dentro de sí como para invocar una instancia igual de sí mismo sin diluir su carácter. Es más, es mediante esta repetición, este juego de espejos donde las repeticiones se fusionan en un recuento de sí mismas para cobrar más carácter que una sola de sus invocaciones.

Esta cualidad de la repetición es la que va formando el carácter de los hombres, en una variedad tripartita de repeticiones infinitesimales e incesantes que se pueden clasificar en - repeticiones inconscientes, repeticiones volitivas y repeticiones forzadas.

En las repeticiones inconscientes podemos encasillar aquellas en las que el sujeto no tiene consciencia plena de que se acaecen, aquellas instancias donde el sujeto es multiplicado por la repetición, o metido en un túnel de infinitas repeticiones. La naturaleza de las repeticiones inconscientes no es necesariamente aquella de algo que está escondido y es por ello inaccesible – el verdadero quid de las repeticiones inconscientes es de aquellas que mediante la repetición pierden la fuerza de su expresión - aquellas que se cuelan bajo la superficie, aquellas que los individuos han visto pasar tantas veces, que como el aire, a menos de que carguen con alguna impureza ajena, son imperceptibles.

El ejemplo más ilustrativo de una repetición inconsciente es el tiempo. El tiempo, o su pasaje (ambos se transmutan) son repeticiones interiorizadas por los seres humanos. En este sentido, la repetición del tiempo también tiende a una acumulación: el tiempo, al repetirse en sus unidades divisibles e iguales, se apila y es esa acumulación de tiempo, el pasaje de las unidades a través y a la vista de todos, que hace que la flecha del tiempo tenga como sentido 'adelante'. Un ser humano sin esta intuición, no podría percibir el cambio en sus alrededores - simplemente moriría tratando de entender su deterioro sin causa aparente. El tiempo, con su sentido 'hacia adelante', con su infinita repetición de unidades infinitamente pequeñas y tremendamente grandes es lo que también provee de sentido a la muerte, al cambio físico y a las acciones.

La repetición añade una predictibilidad inexistente a un mundo caótico y sin sentido, un mundo que se repite, o en donde se acaecen cosas que se repiten, es un mundo en donde hay objetos, en donde hay modelos y en donde hay conocimientos claramente definidos y delimitados (vida – muerte / presente – pasado / objeto – objeto / sujeto – sujeto / sujeto – objeto). Detrás de la repetición, se esconden el desorden, el sinsentido y la nada.

El tiempo como repetición
El sentido del pasaje del tiempo puede manejarse como cualquier clase de abstracción, como una construcción numérica inmutable, ó como la partición infinita y recurrente de momentos en momentos más pequeños, es la repetición de momentos más y más pequeños que sumados y juntos dan la totalidad de todos los momentos: el tiempo es la partición del todo, sólo presenciando la repetición y ‘adición’ de pequeñas partes puede el ser humano digerir la totalidad de todos los momentos sumados – el todo, la eternidad.

Las ilusiones de la repetición del tiempo
Si pensamos que las repeticiones del tiempo se dan en minutos, segundos, horas, días, tenemos que presuponer que más allá de las construcciones temporales humanas (el minuto tiene sesenta segundos, un año es relativo a la rotación terrestre, etc.), debemos de presuponer la existencia de una sustancia la cual podemos percibir, sentir, medir y relatar. Debe de haber una fuente del tiempo, algo de donde el cambio de los acontecimientos surge. ¿Es la acción, o el movimiento, la fuente del tiempo?

Percepción del cambio – si algo se mueve, presuponemos dos estados diferentes: antes y después. ¿De dónde surge esta partición? Planteemos una fricción. La fricción entre dos estados de las cosas es de donde surge una concepción de diferencia. La repetición surge y se alimenta del perpetuo cambio – sin fricción constante, no habría repetición, y no podríamos derivar sentido alguno del paso del tiempo.

Para ello, imaginemos una planta que lentamente se marchita. Decidimos observarla desde que empieza a marchitarse hasta que muere, y medimos el tiempo en minutos. Los minutos se repiten, son exactamente los mismos, uno tan exactamente bien delimitado como el otro – si pasan seis minutos exactamente, no habrá diferencia entre ellos. Hemos efectivamente medido una transición usando el tiempo en un objeto delimitado por nosotros (la planta).

La diferencia es que el medio utilizado para medir se repite, mientras que cada segundo que pasa es reflejado de una manera irrepetible en el estado de decaimiento de la planta: la repetición da regularidad a un evento irrepetible, imposible de delimitar y medir. Si no fuera así ¿cómo podríamos decir cosas como ‘faltan n segundos para que la planta muera’? No podríamos. Sin la repetición religiosa y obsesiva de unidades de tiempo, jamás podríamos saber (una vez que el acontecimiento se haya sucedido) si la muerte de la planta alguna vez ocurrió.

El tiempo, junto con la repetición, dan sentido, estructura y velocidad a nuestras percepciones de los objetos – cabría aventurar que el tiempo y la repetición dan incluso forma a los objetos que percibimos (sin estados cambiantes, los objetos serían percibidos como una gran nada, sin el estado fluido de las cosas probablemente los seres humanos jamás habrían existido).

Ahora bien, destruyamos los minutos: sin delimitar claramente la pléyade de estados intermedios que existen entre una frontera y otra ¿cómo podemos saber que la repetición de minutos que empuja el paso del tiempo hacia adelante se está sucediendo ante nosotros?

(Ensayo sin terminar, escrito ca. 2008)

30.03.2010

Se défiler

No respiro tranquilidad - ni letargo. Pero el aire es anestésico [...]

Declaro: nada vale la pena, y es vanidad declararlo.
Tomar algo en serio es un crímen.
Tomarse en serio vale la pena de muerte.
Esforzarse es una quimera de la Revolución Industrial.
Crear es la empresa que lleva las semillas del desaliento.
Y quien escriba, debería de dejar que se lo tragase el mar.

(Abril de 2008)

18.03.2010

Malabares

Lanzar frases al aire, airar frases lanzadas, frasear lanzas airadas, jugar con las palabras...

18.02.2010

Agujas

Hay que estar alerta de no estar demasiado alerta, cuidándose cuando uno tiene los ojos demasiado abiertos. Si pasara alguien a clavar una aguja en ellos, sería una derrota patética el haber quedado ciego por poner demasiada atención al observar.

15.02.2010

El revolucionario decepcionado

Nadie sabe cómo va a acabar su vida. Se ha dicho tantas veces que, como toda la sabiduría popular, se ha transformado en un adagio odioso, en vez de la sentencia condenatoria que es.

"Nos persiguieron a tiros muchas veces. Estábamos en una zona montañosa de modo que los desniveles actuaban a nuestro favor y en nuestra contra; veces sí y veces no. Uno piensa en lo rígido de las cosas, en lo fácil que es terminar con la existencia de alguien, en que a veces ello es necesario, en que si no fuera necesario uno siempre puede justificarlo, y en que todo mundo llega a creerse en algún punto de su vida juez legítimo de los demás.

¿Qué mejor que montarse en un tribunal donde la víctima no puede defenderse? Esa es la única justicia que todos deberían de conocer, la otra es dialéctica sosa, la otra se olvida después de un rato, la otra deja a muchos culpables vivos. Lo llamo tribunal, y al hacerlo me equivoco como tantos otros. Debo corregirme: lo que quiero yo es un patíbulo; no sólo yo, eso lo quieren muchos.

Estamos escondiéndonos de nuevo; acorralados, lo único que resta es enfilarse a un valle. Algo es seguro, bajando allá, podrán fusilarnos como patos de plástico en un juego de feria. ¿Garantía de morir? Tal vez. Sin embargo, tal vez nos salve Dios, y se ponga del lado de los débiles por una vez en la historia. O tal vez nos deje morir como a Jesucristo. Así como él, tal vez sirvamos más a la humanidad como mártires que lo que servimos viviendo en esta tierra. Repaso lo que he dicho: que pensamientos tan sufridos, tan blandos, dignos de un condenado que quiere que le tengan piedad. 'Te tiras al suelo para que te recojan' me dijeron muchas veces. Tenían razón: siempre que estoy desesperado quiero piedad y lástima. 

A nadie podemos ayudar ya. Siempre tratamos de llevar nuestra angustia y preocupación como virtud, para ayudar a los demás y mostrarles que nadie tiene que vivir con la cabeza agachada. Pero hoy día, hasta los pobres nos reprochan el que los defendamos. Del lado cristiano se nos reprocha que negamos al hombre al negar los mandamientos de Dios, que sin sus leyes, cada quien es libre de condenar los puntos de vista y los actos de los demás.

¡Necios! Ese reproche es el miedo de elevarse por encima de los demás, porque quien condena dice "J'accuse!", quien condena exige, quien condena no espera a que Dios haga justicia.

Enfilamos hacia el valle. Me aposté contra un árbol. Ya sabía que nos iban a matar a tiros. Renuncié: por seriedad o por excusas, me escondí. Me repetí "nos van a matar a tiros a todos" y así me libré de pelear junto con los demás. Me creí necesario: "Debo salvarme yo" cuando sé que nadie está aquí sino por el azar.

¿De qué sirvió tener la maldita seguridad de saber cómo íbamos a morir, si al final todo acabó siendo tan terrible y amargo que como si no lo hubiéramos sabido? Por eso, ejercí mi libertad. Decepcionado, cuando los ví muertos a todos, escapé de la única forma que pensé podría liberarme: me pegué un tiro. Y me equivoqué, por que el suicidio es de cobardes."

13.02.2010

Desfilar como iguales

El arte y el resto de las cosas se vuelven aburridas cuando todas las personas tienen los mismos gustos; asimismo, al tener todos gustos disímiles se torna la vida en algo decadente. 

Es ese el precio a pagar por la maldición de nunca ponerse de acuerdo. El aburrimiento siempre será más barato que su alternativa.

Unas cosas son más pequeñas que otras

Cuando trabajo, debo llevar un gafete con mi nombre y fotografía mientras esté dentro del edificio. Un día le añadí un distintivo. Lo vieron algunas personas, no muchas. Otro día, el distintivo se cayó del gafete y no tuve tiempo de volverlo a añadir. En el curso de varios días, personas me preguntaron por su ausencia.  Ello no significó mucho, pero ¿cuántas pequeñeces notarán las personas en nosotros, pero nunca nos las hacen saber?

El propósito de un sistema es hacer lo que hace

En el mundo moderno, no hay distinción entre acción y palabra. Los efectos de ambas cosas se equiparan e importan más ya que las personas, que solían ser su causa material.

La marcha y el camino

Antes y ahora
Cuando era joven, era feliz en las mañanas y de noche lloraba; ahora, con más edad, comienzo vacilante mi día y, sin embargo, el final es sereno y sagrado.
-Friedrich Hölderlin

Caminante, el camino se hace al caminar. A su vez, el camino desaparece tras de uno también. Las marchas largas no son nobles por el hecho de ser penosas, tampoco por el hecho de que siempre que se recorre la mayoría del trecho, se torna imposible volver. Dignificarlas sería como tratar de redimir a un condenado que sabe que nada cambiará su rumbo hacia el paredón. Lo mismo va para la vida; también como un condenado, se puede renunciar antes de tiempo. A final de cuentas, el resultado es el mismo.

11.02.2010

Cansancio

No se puede escribir nada cuando uno carga con un manto de cansancio sobre sí. La lucidez se va. Todo dentro de uno corre lejos y abandona el barco, las energías se van a dedicarse a cargar la propia alma. No es ningún misterio pues, que las clases trabajadoras sean tan miserables. El cansancio elimina la vida interna, debilita el espíritu. Es cargar con la marca del trabajo, del desvelo, de las noches sin descanso y los días sin fin, en fila uno tras el otro.

Después de un tiempo se llega a estar tranquilo. Vivir en un estado soporífero arrebata las energías para sentirse mal, para sentirse, para sentir. Ya nada puede explotar, nada puede encenderse, nada puede vivir, nada puede morir dentro de uno. Al final, el descanso tan buscado no repara nada, simplemente extingue el sentimiento. Después de llevar el cansancio a rastras durante un par de días, se vuelve parte de uno. Hay veces que vivo cansado, y ningún sueño parece remediarlo.

09.02.2010

Charla de conocidos

Dos hombres se encontraron después de dejarse de ver mucho tiempo.

No se reconocían enteramente. Querían estar seguros de que estaban frente a la persona correcta. Entonces uno tomó un madero, y le atizó un golpe tremendo en la cabeza al otro. Inmediatamente éste se desplomó, y no recuperó la conciencia. 

- "¡Al fin te conozco!"

05.02.2010

Retrospectiva al futuro

Para cuando le conocí era viejo ya. Había trabajado una gran parte de su vida. Ahorró un poco durante muchos años, y le alcanzó para vivir el final de su vida de la misma manera en que vivió todos los años que a su presente le antecedieron: con poco, sin muchos lujos y de manera frugal pero con decencia. Decía que había escrito algunas cosas, pero nunca se dejó convencer por ellas. Leyó otras más, no de mucha utilidad. No viajó mucho, tal vez porque no se sentía parte de ningún lugar (por eso mismo dejó su tierra). Decía que aquello no lo causó un sentimiento de desagrado, sino más bien de desapego: decía que era ciudadano de ninguna parte.

No se había sentido abandonado, pero no había tenido mucha compañía durante su vida. Repetía que estaba acostumbrado a ello. Opinó que cuando por fin se hace patente en el mundo que nadie lo necesita a uno, uno también se libera de los demás, y deja de necesitarlos. Recordaba haber conocido a un puño de personas interesantes. A muchas jamás las volvió a ver, las otras dejaron de verlo a él. Estaba convencido de que así es la gente, y de que no había porqué atormentarse por ello. También dijo que él creía que, tal vez tristemente, su vida parecía haber tenido un efecto más grande en sí mismo que en la vida de los demás. Al final, dijo que había vivido en paz consigo mismo.

Hablamos un poco de otras cosas, hasta que me reconocí en él.

04.02.2010

La democratización de la escritura

La más dolorosa pérdida causada por la existencia de demasiados escritores y tantos libros publicados ha sido la del arte de no leer. Sólo porque se está en medio del oceano, tremendamente sediento, no significa que se pueda saciar la sed con agua salada. Lo democrático del mundo actual ha debilitado a todos, no la idea de que todos tienen el derecho a opinar e involucrarse, sino la idea de que todos tienen el derecho a vender y consumir.

Cuatro mujeres

Estaba en el autobús, y ví cuatro mujeres: A una su maquillaje la hacía parecer púrpura. Otra tenía ojos muy bonitos. Otra leía sus apuntes de biología. Y la otra no estaba ahí.

01.02.2010

Tablero luminoso

Cuando era pequeño, me quedaba viendo los tableros luminosos algunas veces. La fijación con ellos consistía en una cosa: tratar de desmenuzarlos. Cuando los veía, las letras y los números pasaban de derecha a izquierda, o iban de arriba a abajo.

Algunas veces, habría un foco fundido, apagado. Si se fija la vista en él, se puede quitar brevemente la ilusión de movimiento. El tablero se vuelve entonces una serie de focos luminosos prendiéndose y apagándose a diferentes intervalos. No es nada grandioso, pero siempre se me hizo interesante.

30.01.2010

El camino menos recorrido

A tal vez un centenar de pasos de distancia de la entrada de mi casa, hay una casa descuidada. La banqueta está empedrada, al igual que la calle. Afuera de esa casa, se sienta un hombre viejo alrededor del mediodía. Tendrá unos 60 ó 70 años más o menos. No hace absolutamente nada más que permanecer inmóvil en una silla, sin embargo, cada día alcanza un pequeño triunfo. Cuando se sienta, pone una escoba a lo largo de la banqueta.

Su triunfo consiste en que cuando alguien camina por ahí, él levanta la escoba y la mueve fuera del camino, antes de que nadie se acerque lo suficiente como para tener que pedirle que la levante, o tenga que hacer algún gesto que delate el que ha notado el obstáculo. Para su desgracia apreciable Sr. debe usted de saber que con su hábito, más que jugar algún papel cuando alguien camina ahí, su pequeña rebeldía le ha convertido en parte del paisaje.

28.01.2010

Cuando alguien se extingue

Hay maneras distintas de irse. La mayoría de las personas se agotan, pierden fuerza. El deterioro se hace evidente en ellas, ya no son las que eran antes, en plenitud. No son sino una versión disminuida de ellas mismas, y eso hace su proximidad a la muerte triste y melancólica.

Son menos las personas que no se extinguen, las que se van de un plumazo. Sus voces no se agotan, y resuenan en ecos hasta que desaparecen. Es ahí cuando la muerte extingue al individuo de un soplo, no es el individuo el que se agota tanto, que se extingue hasta apagarse calladamente. Es una muerte poco común, y cuando esas personas se van, es mucho más triste.

Dedicado a Howard Zinn.

26.01.2010

Plagio

El otro plagio que existe en el mundo no es tanto menos peor que el que todos conocen: es aquél que consiste en entender una idea ajena, y por ello creerse su dueño.

Libre voluntad

Tiene mayores efectos entre las personas comunes la apariencia ó la convicción de que la voluntad es libre que el hecho de sí realmente lo es o no. Nadie tiene que ser libre, es suficiente con que lo crean. De ello se derivan tantos terribles errores, pero también tantas más acciones que nos parecen heroicas.

Morir en absoluto

El único triunfo es la muerte, porque es una derrota absoluta. El sentimiento del fracaso se deriva de lo incompleto en cada derrota, de lo pequeña que es cada decisión en sí y de sus enormes impactos.

¿Cuándo ha alguien decidido algo que tenga un efecto absoluto? La pequeñez de nuestra decisiones nos muestra la imposibilidad de ejecutar una verdadera acción, y sus inconmensurables efectos reflejan la enormidad de nuestras circunstancias.

Ponerse a juicio

Para conocer los límites de alguien basta con ver si se somete a juicio a sí mismo más frecuentemente de lo que lo hace con los demás.

22.01.2010

El castillo y las matemáticas

¿Porqué la economía se precia de ser una ciencia dura y exacta, cuando tiene poco ó nulo valor predictivo, la mayoría de sus teorías no son falsificables y no tiene una manera de crear y/o replicar experimentos para probar una teoría? ¿No es en realidad la economía, en el mejor de los casos, una ciencia social de la más baja estirpe?

21.01.2010

Memoria e individuo

¿Qué se necesita para que las personas persistan de un momento a otro? ¿Cómo sabemos que alguien es "el mismo" de un día para el siguiente? Porque las personas se recuerdan a sí mismas. Esa creencia y memoria de todas las cosas que alguien ha pasado es lo que hace que alguien se sienta el mismo en momentos diferentes.

Si ejercitaramos el olvido de manera voluntaria... ¿no sería liberarse de los efectos de las decisiones tomadas? Sería liberarse de la percepción de uno mismo. Sería recrearse como individuo, sería crearse memorias útiles, deshacerse de las que se han convertido en un lastre, sería hacerse un individuo nuevo cuando así lo quisieramos.

20.01.2010

El problema de escribir

El problema de escribir un libro, ensayo o tratado es que require más persistencia que brillantez. Es una forma de autoelogio, un cumplido para sí mismo. Si las más grandes ideas hubieran sido expresadas en términos más simples, más cortos, tendríamos en el mundo más pensadores. No habría tanta gente dispuesta a aceptar lo que se ha escrito, sólo porque alguien se tomó el tiempo y la molestia para escribirlo.

Lo poco que se hace

En un día, lo poco que se hace, y lo rápido que se va van de la mano.

16.01.2010

Padres alcohólicos

Cuando no hemos tenido la suerte de tener padres alcohólicos, debemos emborracharnos toda la vida para compensar la abrumadora herencia de sus virtudes.

Proverbio

Cuando uno tiene una profunda convicción, e inesperadamente la ve comprobada en el mundo exterior, una parte de uno mismo muere irremediablemente.
- Proverbio Indostano

Nota: No es un proverbio indostano, lo escribí yo. Agregué lo de "indostano" porque cuando escribí esto, por esos tiempos estaba yo leyendo El Mono Gramático.

El valor de cambio

Respecto a las mercancías terminadas, podríamos aceptar que el dinero representa su valor. Sin embargo, con los sueldos, las fuerzas productivas y las inversiones intangibles, me parece que el dinero es, en el mejor de los casos, una medida inadecuada (ó al menos incompleta) de medir valor, riesgo y valor de cambio. La economía contemporánea tiene que incorporar la complejidad del mundo en las unidades de cambio para reflejar la realidad mejor, y reducir su disonancia con ella.

Pequeña coincidencia mundana

Hasta escribir esto, todas las notas anteriores eran de después de las 12.30 AM, e iban apareciendo cada día más tarde. Siempre suelo estar despierto a las mismas horas, lo cual no lo hace raro, sino meramente curioso.

Nunca leo nada

Muchas personas tienen la impresión de que leo una cantidad enorme, ingente de libros. En realidad, leo más bien poco. Bien me va cuando acabo un libro, o un par de ellos en un mes. Escribo un poco, para lo que sea que eso cuente. Mi disculpa es que mis lecturas son largas, y de temas entretejidos (muchas cosas interdisciplinarias). También soy poco disciplinado, y flojo.

14.01.2010

Tengo mucho sueño

Llevo días sin poder dormir antes de las 2 ó 3 de la mañana, e invariablemente me despierto después de las 11.

06.01.2010

Organización

A veces me es difícil ser sistemático. Cuando necesito recordar algo, lo escribo en cuadrados de papel, muchas veces serán palabras o pensamientos inconexos. Jamás he podido llevar una agenda. Ser fragmentario a veces me gusta más. Es más fácil atacar pensamientos de uno por uno, que todos a la vez, en un fólder, en un cuaderno.